martes, 5 de octubre de 2010

Basta de Hombres

Señoras estamos cansadas de los seres del otro género, pero ¿por qué siempre dependemos de ellos para ser felices?, es hora de decir basta y que de una buena vez por todas empezémos a pensar en nosotras mismas. ¿O a caso ellos lo hacen? si lo hicieran, ni una mujer más derramaría una maldita lágrima o, al leer esto, no recordaríamos a ese ser que alguna vez nos destruyó (incluso más que cuando el perro nos desarmó el osito de felfa que tanto amábamos). Imaginemos la vida sin ellos: Boliche: Que lindo sería una disco donde no tengamos a un baboso que nos guiñe el ojo en cada mirada perdida que le hacemos, o a un pesado que nos baile al lado (o sea: flaco, además de ser torpe bailás mal y me provocás vergüenza ajena!!!); o que bueno estaría no ser testigo de una pelea callejera absurda, donde sólo vemos puños que van y vienen y a esa sangre que nos impresiona más que cuando vemos a una remera igual a la nuestra pero en otra persona, que encima es nuestra enemiga íntima. Cena en casa: No podemos dudar que nuestra pareja/chongo/ chico/esposo siempre, sí, siempre nos hace pasar algun momento de terror en la mesa familar. Me emociono de felicidad si fantaseo que voy a poder tragar cada pedazo de pollo que corto en mi plato, porque es fija que todas las veces que abre la boca durante la comida seguro mete la pata o tira algún chiste de mal gusto, del que mamá y papá ya estan cansados. Juro que esos papelones son mi peor tormento. Nuestra casa: Me permito la idea de "flashear" con que mi casa es el castillo donde reina la limpieza, donde no voy a encontrar ropa interior en la canilla de la ducha, donde la tapa del inodoro va a estar seca, los manteles limpios (sin restos de vino, salsa o cerveza), el piso reluciente sin la marca de los botines llenos de barro, la ropa guardada en su lugar y no arriba de las sillas o de cada mueble existente en el hogar. ¡Uy! podría dormir tranquila, la cama sería para mí sola, y las sábanas no serían producto de guerra nocturna. No podemos dudar que, como dice una amiga, son un mal necesario, pero atrevámonos a construir una realidad donde no formen parte trascendente en nuestra vida, comenzemos por demostrar que valemos más y que la vida sin ellos sería más efectiva. Piensen: ¿no estaría copado que nadie nos cuestione por la ropa que nos compramos, y por la que también no usamos? ¡¡sii!! ningún masculino nos va a decir nada por esas remeras que vimos en oferta pero que jamás nos pondríamos, no existiría la tortura del celular sonando cada cinco minutos para preguntar dónde, con quién y cómo estamos. El cambio empieza por nosotras. Asi que si tenés a un hombre a tu lado no le hables por un rato, hacele sentir el rigor que solas sabemos manejarnos muy bien. Construyamos la vida sin ellos, ¡basta de hombres!eh dicho...

Nfa

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