domingo, 24 de octubre de 2010
¿A quién deslumbrará en la plaza el día de mañana?
La plaza se encontraba repleta de flores, los chicos correteaban por el parque y los paseadores estaban colmados de trabajo, eran muchos los perros que tiraban de la soga. Todos esos colores mostraban la alegría del barrio.
Mis oídos podían escuchar su armoniosa melodía. Me acerqué hacía donde se encontraba, no fui la única, varias retinas se asombraron al ver a semejante espectáculo.
La sonrisa se me dibujaba en la cara, no podía dejar de hacerlo, por suerte no me sentí tan loca por sonreir sola en la calle, otras mujeres también se vieron deslumbradas.
Él estaba ahí, frente a la vista de todos los que admiráramos su show, me resulta fácil describirlo pero difícil definirlo. No me pregunten el por qué, será que a veces las sensaciones no son tan simples de expresar. Hablo de sensaciones porque fue una linda sensación la que me provocó.
Jeans azul, zapatillas blancas, remera con la cara de Morrison, la perfección plasmada en su mirada y el verde de sus ojos me hicieron creer en que los milagros existen. Me quedé hasta que su boca dejó de emitir el sonido que endulzo mi corazón. Creo que advirtió el brillo que me generaba, eso me hizo sentir bastante nerviosa, pero de todos modos no me moví, ahí me quedé y no me arrepiento.
Me preguntó mi nombre, muy tímidamente casi con la voz temblando se lo dije. Nos quedamos hablando largas horas.
La plaza que frecuentaba todos los días se había transformado el escenario ideal para nuestra primera cita.
Pasaron tres días y volví a pasar por el lugar, él seguía firme entre la gente que iba a tomar el tren, pero ésta vez me esperaba a mi. Esa tarde su beso tiñó de felicidad mi alma y sus caricias colocaron las esposas a mi soledad.
Con el paso del tiempo, se me hizo imposible dejar de visitarlo, es por eso que hoy, años después, me despierto a su lado. Lo estoy mirando mientras duerme, ya con matices blancos en su cabello y un par de arrugas en su rostro.Pero siento lo mismo que aquél día.
Sé que lo amo más que nunca.
Ese domingo por la mañana escuché el ruido de los pájaros y esa misma melodía de aquella tarde del 22 de enero del año 2006, ahora la música proviene del dormitorio que se encuentra en el primer piso. Inquieta me despierte y fui hacía la pieza.
Esta vez es mi hijo que aprendió a tocar la armónica de su papá. ¿A quién deslumbrará en la plaza el día de mañana?.
miércoles, 6 de octubre de 2010
La economía masculina
Ir al mercado, comprar ropa, comida para el perro, pagar los celulares, ir al cine y a mc donalds cada vez resulta más doloroso. Mis bolsillos están pidiendo a gritos que deje de generar deudas innecesarias. Pero más que el hueco en mi pantalón, la persona que me atormenta es mi novio.
Que deje de gastar, que no me compre tanta ropa, que adquiera las películas en la feria y que coma en casa o me arme una biandita (bian-da, si bianda, con las miles de casas de comidas que hay, olvidate! vivimos en el siglo XXI), son algunas de las recomendaciones que me veo obligada a escuchar a diario.
¡Stop! no voy a negar que soy una compradora compusiva, que si veo algo que me gusta lo compro, que soy amante de las vidrieras, las últimas modas, los helados con crema, el doble cuarto libra, las sandalias rojas, los gorros de pana y los saquitos de hilo, pero tampoco es para que me digan qué es lo que tengo que hacer o dejar de hacer con mi dinero.
Para el hombre todo es mas cómodo. Claro, no tiene que pagar un tercio de su sueldo en la depiladora, total si están peludos o no, no le importa a nadie, pero si a nosotras se nos azoma algún bello esporádico, somos las peores, las más sucias, las cochinitas, etc. Ni hablar de los perfumes. Si hay un gasto fijo en el mes son los perfumes. Amo tener miles de frasquitos de diferente forma, color y tañano, aunque siempre termine usando el 212 de Carolina Herrera. Pero ellos no, claro, con suerte usan el desodorante "axe" que es malísimo y su fragancia me provoca dolor de estómago.
Si hablamos de películas, no hay mejor opción que ir al cine, lugar romántico si los hay, ideal para nosotras, donde nadie toca el timbre, no nos está esperando el pilón de ropa para planchar y no tenemos a los susodichos gritándonos desde la ducha porque se olvidaron de llevar una toalla. Pero si hay que empezar a cortar viveres nos sacan uno de los placeres más lindos que tenemos. ¿El fútbol? no, ni hablar. Eso no se toca obviamente, la cuota de socios aumenta pero sí, está bien, no hay problema que la suban más, sobretodo si le renuevan el contrato a Román Riquelme, ¿no?.
A lo que le quiero dedicar un párrafo aparte es a la compra de ropa. Se pueden meter con todo hasta con la comida de "Firulais" (ahora quiere que coma "dogui", el "pro-plan" no está creado para nuestro escaso presupuesto), pero con mi atuendo no!!! ¡¡¡No se lo voy a permitir!!! el hombre debería entender que la ropa es la creación más hermosa que nos pudieron regalar, que cada prenda es parte de nuestra vida y que cada nueva adquisición nos saca una sonrisa, nos devuelve el autoestima y nos genera más confianza.
Les exigiría que comprendan que si para ellos no es importante, sí lo es para nosotras. No estamos acostumbradas a andar siempre con la misma ropa, nos encanta que se den cuenta sobre nuestra nueva vestimenta, sobre todo si nos queda bien y nos disimula esa grasa abdominal.
Este mes mí y su sueldo estará a mi gusto y piaccere. Y sí, si piensa que soy una mala administradora, que lo piense con razón. Tendría que valorar mi sacrifico por mantener la plata y llegar a fin de mes, ver cómo resigno miles de marcas ultra top por aguantar y ser víctima de los gastos de esos puchos asquerosos (con cinco atados de cigarrillos me compro una remera, ¿no lo ve?), por los faroles nuevos del 147 y por esos discos de rata blanca que solo él los debe comprar.
¡Sí, quiero eso! Es más, en este momento ya estoy poniéndome los tacos altos para irme de shoping y a la noche que él se prepare la biandita o coma la comida de Firulais y vea la película horrible en vcd. Yo me fui a mc donalds y al cine trasnoche!!
martes, 5 de octubre de 2010
Basta de Hombres
Señoras estamos cansadas de los seres del otro género, pero ¿por qué siempre dependemos de ellos para ser felices?, es hora de decir basta y que de una buena vez por todas empezémos a pensar en nosotras mismas. ¿O a caso ellos lo hacen? si lo hicieran, ni una mujer más derramaría una maldita lágrima o, al leer esto, no recordaríamos a ese ser que alguna vez nos destruyó (incluso más que cuando el perro nos desarmó el osito de felfa que tanto amábamos). Imaginemos la vida sin ellos: Boliche: Que lindo sería una disco donde no tengamos a un baboso que nos guiñe el ojo en cada mirada perdida que le hacemos, o a un pesado que nos baile al lado (o sea: flaco, además de ser torpe bailás mal y me provocás vergüenza ajena!!!); o que bueno estaría no ser testigo de una pelea callejera absurda, donde sólo vemos puños que van y vienen y a esa sangre que nos impresiona más que cuando vemos a una remera igual a la nuestra pero en otra persona, que encima es nuestra enemiga íntima. Cena en casa: No podemos dudar que nuestra pareja/chongo/ chico/esposo siempre, sí, siempre nos hace pasar algun momento de terror en la mesa familar. Me emociono de felicidad si fantaseo que voy a poder tragar cada pedazo de pollo que corto en mi plato, porque es fija que todas las veces que abre la boca durante la comida seguro mete la pata o tira algún chiste de mal gusto, del que mamá y papá ya estan cansados. Juro que esos papelones son mi peor tormento. Nuestra casa: Me permito la idea de "flashear" con que mi casa es el castillo donde reina la limpieza, donde no voy a encontrar ropa interior en la canilla de la ducha, donde la tapa del inodoro va a estar seca, los manteles limpios (sin restos de vino, salsa o cerveza), el piso reluciente sin la marca de los botines llenos de barro, la ropa guardada en su lugar y no arriba de las sillas o de cada mueble existente en el hogar. ¡Uy! podría dormir tranquila, la cama sería para mí sola, y las sábanas no serían producto de guerra nocturna. No podemos dudar que, como dice una amiga, son un mal necesario, pero atrevámonos a construir una realidad donde no formen parte trascendente en nuestra vida, comenzemos por demostrar que valemos más y que la vida sin ellos sería más efectiva. Piensen: ¿no estaría copado que nadie nos cuestione por la ropa que nos compramos, y por la que también no usamos? ¡¡sii!! ningún masculino nos va a decir nada por esas remeras que vimos en oferta pero que jamás nos pondríamos, no existiría la tortura del celular sonando cada cinco minutos para preguntar dónde, con quién y cómo estamos. El cambio empieza por nosotras. Asi que si tenés a un hombre a tu lado no le hables por un rato, hacele sentir el rigor que solas sabemos manejarnos muy bien. Construyamos la vida sin ellos, ¡basta de hombres!eh dicho...
Nfa
Señoras estamos cansadas de los seres del otro género, pero ¿por qué siempre dependemos de ellos para ser felices?, es hora de decir basta y que de una buena vez por todas empezémos a pensar en nosotras mismas. ¿O a caso ellos lo hacen? si lo hicieran, ni una mujer más derramaría una maldita lágrima o, al leer esto, no recordaríamos a ese ser que alguna vez nos destruyó (incluso más que cuando el perro nos desarmó el osito de felfa que tanto amábamos). Imaginemos la vida sin ellos: Boliche: Que lindo sería una disco donde no tengamos a un baboso que nos guiñe el ojo en cada mirada perdida que le hacemos, o a un pesado que nos baile al lado (o sea: flaco, además de ser torpe bailás mal y me provocás vergüenza ajena!!!); o que bueno estaría no ser testigo de una pelea callejera absurda, donde sólo vemos puños que van y vienen y a esa sangre que nos impresiona más que cuando vemos a una remera igual a la nuestra pero en otra persona, que encima es nuestra enemiga íntima. Cena en casa: No podemos dudar que nuestra pareja/chongo/ chico/esposo siempre, sí, siempre nos hace pasar algun momento de terror en la mesa familar. Me emociono de felicidad si fantaseo que voy a poder tragar cada pedazo de pollo que corto en mi plato, porque es fija que todas las veces que abre la boca durante la comida seguro mete la pata o tira algún chiste de mal gusto, del que mamá y papá ya estan cansados. Juro que esos papelones son mi peor tormento. Nuestra casa: Me permito la idea de "flashear" con que mi casa es el castillo donde reina la limpieza, donde no voy a encontrar ropa interior en la canilla de la ducha, donde la tapa del inodoro va a estar seca, los manteles limpios (sin restos de vino, salsa o cerveza), el piso reluciente sin la marca de los botines llenos de barro, la ropa guardada en su lugar y no arriba de las sillas o de cada mueble existente en el hogar. ¡Uy! podría dormir tranquila, la cama sería para mí sola, y las sábanas no serían producto de guerra nocturna. No podemos dudar que, como dice una amiga, son un mal necesario, pero atrevámonos a construir una realidad donde no formen parte trascendente en nuestra vida, comenzemos por demostrar que valemos más y que la vida sin ellos sería más efectiva. Piensen: ¿no estaría copado que nadie nos cuestione por la ropa que nos compramos, y por la que también no usamos? ¡¡sii!! ningún masculino nos va a decir nada por esas remeras que vimos en oferta pero que jamás nos pondríamos, no existiría la tortura del celular sonando cada cinco minutos para preguntar dónde, con quién y cómo estamos. El cambio empieza por nosotras. Asi que si tenés a un hombre a tu lado no le hables por un rato, hacele sentir el rigor que solas sabemos manejarnos muy bien. Construyamos la vida sin ellos, ¡basta de hombres!eh dicho...
Nfa
Suscribirse a:
Entradas (Atom)